Pero lamentablemente la vida no es así por mucho que yo me empeñe en pintarla a colores aquí.
Hoy la cita es con otra de mis amigas, hemos coincidido en un cumpleaños infantil. Un lugar para reunirse las mamas y estar un par de horas distraidas. Pero también un lugar para lucirse, ya que como no tenemos muchas ocasiones de ir de fiesta sacamos todo el arsenal para los banquetes de los niños.
He de destacar que mi amiga la del cumpleaños está hecha de otra pasta. Pertenece al grupo de los toreros. Siempre he oído que los toreros están hechos de una pasta diferente, pues ella entra en su grupo.
Para mi es la mujer que mejor a capeado las tragedias de su vida.
Cuando nos vemos de tanto en cuando me hago siempre la misma pregunta, "¿como es posible que ha pesar de todas las desgracias de su vida, siempre sonría?".
Y he llegado a la conclusión de que sigue una terapia.
Cuando a veces aconsejamos a alguien que se anime, que no decaiga ante un fracaso o tras pies en la vida, lo hacemos con sinceridad y el con el corazón, pero también con el convencimiento de que en esos momentos será imposible que siga nuestro consejo. Pero a ella a parte de que sería imposible aconsejarle eso porque sus desgracias superan la realidad, ella siempre sonríe.
Ella tiene una sonrisa de actriz de cine, de esas que salen en la televisión en la entrega de los oscars y pasean por la alfombra roja sin poderse permitir el no sonreír porque habrá algún fotógrafo que la pueda pillar.
Aunque sus ojos en el mismísimo fondo digan lo contrario, sus facciones y sus labios siempre sonríen.
Nos conocimos hace diez años en el trabajo. El lugar dónde he conocido a las personas que han marcado parte de mi vida.
Y nos unió un momento de dolor cuando perdió a un familiar.
En aquel momento sus compañeras actuamos como mujeres y como amigas. todas cambiamos el día libre para que nos coincidiera con el de ella y pudiésemos estar juntas. Al poco tiempo recuperó su buen carácter y volvió a ser la misma. Me enteré más tarde que ya había pasado por ello en tres ocasiones más. Supe que de su reducida familia compuesta por seis miembros quedaban tres, pero ella seguía sonriendo.
Después de un par de fracasos sentimentales, encontró al hombre de su vida y se casó en una discreta e íntima ceremonia sin apenas invitados, ni familia. Y lejos de parecer triste, ella en la fotos brillaba con sus sonrisa.
Un año más tarde tuvo su hija y luego dos años después tuvo la segunda. La primera fue una niña tan deseada que hasta su propio marido tuvo los síntomas de una embarazada. Vómitos matinales, mareos, incluso se sentía hinchado. Nos alegramos tanto por la noticia, que todos y todas estábamos embarazados.
Pero a veces el destino o la vida se empeñan en que dejes de sonreír. Porque una sonrisa como la de ella a mucha gente ya le gustaría tenerla.
Una tregua de unos cuatro años fue lo que tuvo hasta que le sobrevino la siguiente desgracia. Y su familia volvió a ser el punto de las iras del destino haciendo que se quedara tan solo con la compañía de un hermano.
Unas cuantas canas, alguna arruga más y como siempre la sonrisa.
En ocasiones me pregunto "¿si no será un gesto involuntario ante tanta adversidad, o si tal vez ella se niega a ser llevada por la corriente que la terminará lanzando por la catarata?".
En un tiempo prudencial para todos volvió a ser todo normal. Quedó en el recuerdo aquel nuevo pasaje amargo de su vida y continuó mirando al frente.
A pesar del trato que la vida ha tenido con ella, su voluntad y manera de enfrentar las desgracias le podían hacer entrar en el libro Guinness de los Récords, como la única mujer que nunca se rendirá.
"¿Pero realmente todo lo malo que nos pasa, nos hace fuertes?" "¿o es que no nos queda más remedio?".
"¿Forma parte el don de la esperanza que quedó en la caja de Pandora y con el cual todos nacemos?"
Tal vez sea lo único en lo que nos llevemos más parte las mujeres en cuanto a los hombres.
Yo a veces me quejo de cosas a las que realmente no tendría que prestarles ni un segundo de mi tiempo, porque cuando echo memoria y veo todo por lo que ella ha pasado me doy cuenta de que me quejo por placer.
Miro y veo que los niños lo pasan genial en los cumpleaños, pegan saltos sin parar y gastan toda la energía que nos falta a nosotras.
Observo a sus hijas y me doy cuenta que ninguna ha heredado sus sonrisa. Una es igual que su marido y la otra igual que ella, pero sin la sonrisa.
Hoy en día se patenta todo, y dones como el de ella que es tan difícil de verlo en otras personas, se debería poder registrar como propiedad de valor.
Justamente hace ahora tres años en un cumpleaños muy parecido a este, me enteraba de la terrible enfermedad que le diagnosticaron a su hija mayor.
El sufrimiento fue de tal dimensión, y tan devastador, que era suficiente para enterrar la preciosa sonrisa de la que es dueña absoluta y todas las fuerzas con ella.
Pero ni con esas, es suya y solo suya.
Cuando fui a visitarla y salio a recibirme, yo me di la vuelta para llorar, no pude aguantarme y ella me consoló y me regalo aquel maravilloso gesto.
Este relato no es tan divertido como los otros, y no lleva anécdotas cargadas de ironía, pero quería regalárselo contándolo.
Tres años después, el tiempo y tragedias han hecho surcos en su físico, pero con la sonrisa no han podido.
Una vez le pregunte como mantenía esa expresión a pesar de todo, y me contestó "que no estaba dispuesta a consentir que aquello también se lo arrebataran".
Sin palabras...... aunque la vida nos trate con mucha dureza y nos arrebate trocitos de nuestro corazón, la sonrisa es el mejor arma de defensa con la que cuenta el ser humano. Los ojos delatan un alma herida pero la sonrisa compensa el dolor del corazón.
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