lunes, 18 de enero de 2016

CRÓNICA DE UNA DIVORCIADA







A  punto de cumplir en unos dias los 46 años hago un balance concentrado sin pelos en la lengua y con el convencimiento de que los miedos los arrastras y te acompañan el tiempo que tú quieras. 

Con la tarea pendiente de dedicarme sólo y exclusivamente al trabajo que me gusta, entro en los 46 habiendo logrado que un blog sin relevancia alguna de historias de mujeres se lea en casi toda Sudamerica sin apenas publicidad. Y con la recompensa de haber recibido emails de apoyo cuando hice un parón por motivos personales para que siguiera. GRACIAS

Entro en los 46 aun susurrando bajito la palabra divorcio como si fuese un delito y haciéndolo público por primera vez aquí después de ocho meses.
Superando traumas como el que se puede sobrevivir mucho más de lo que tu madre sobrevivió.
Resugierdo una vez más como el Ave Fenix, o al menos eso dice mi amiga M.J. 
Convencida de que tantas veces como me caiga me levantaré. Sin juicios de valor hacia nadie porque todos llevan su cruz. Unos la suya propia y algunos además cargan con la de otros. 

Con la suerte de irritar a muchos sin abrir la boca, pero también de iluminar a otros si estoy feliz. 
Sintiendome en ocasiones luciernaga y otras veces serpiente.

Entro en los 46 sabiendo que lo mejor que hice fue tener a J. Mi complice, mi luz. El apoyo incondicional cuando he caído y el único capaz de repetirme 50 veces en un día lo mucho que me quiere. 

Los 46 sin pesos innecesarios en la mochila. Habiendo conseguido sacar el rencor y la rabía de lo que mi discrección no me permite decir.
Habiendo amado con pasión y habiendo sido amada igualmente.
Disfrutando de un concierto de música clásica sin entender y lograr que se me erize el pelo. Consiguiendo acabar de pintar el pasillo de mi casa que mide siete metros y tapando las canas a golpe de mechas. Pasando de ser morena a castaña clara sin salirme aun de la talla 38 y logrando hacer que se vuelvan a mirarme a pesar de entrar por la puerta de atrás sin hacer ruido.  Entro en los 46 usando Nivea como única crema y sabiendo que cuando me vea arrugas serán por haber vivido intensamente cada minuto. Igual los malos que los buenos.
Sabiendo que la familia es la familia, y que están ahí en las duras y en las maduras. 

Cumplo los 46 averiguando que los amigos no se pierden nunca, los de verdad. Y descubriendo que en los momentos malos hay otros en la sombra esperando ocupar parte de tu corazón. 
Sin mirar atrás satisfecha y prudente con las decisiones que tenga que tomar y con el pensamiento de que nada es imposible. Sabiendo que todos y todo tienen un precio y que lo que piensas a los veinte no es lo mismo que piensas a los 46.

Dispuesta apuntarme a clases de cocina basica y primeros auxilios para manejar un taladro. Pesando en meterme en política después de haber ganado unas elecciones en la que la lucha era  que nadie sea más que nadie.  

Entro en los 46 sonríendo al releer una y otra vez lo escrito.  Haciendo un guiño a la ironía que tanto atractivo tiene para mi.