sábado, 22 de febrero de 2014

LA RIVALIDAD LABORAL.

Hace ahora exactamente tres años que escribí este relato. Lo publiqué pero lo tuve que quitar. Demasiado claro y directo y aunque todo lo escrito era real, a veces no se puede decir todo lo que se piensa. No por miedo sino POR RESPETO.
El no publicarlo no le haría justicia, aunque se que a su protagonista no le importa.
Hoy que es el día mundial de la igualdad de sueldos entre hombres y mujeres lo encuentro apropiado para que se lea.
Todos los relatos son historias reales que han ocurrido. Unas me las han contado y otras las he vivido directamente.




     Hoy he desayunado con mi amiga y me ha soltado que un compañero la odia. No me lo ha contado con tristeza ni con miedo, al contrario me lo ha dicho con humor. 
Ambos empezaron de cero, uno hombre y otro mujer. Con la misma categoría y libertad de mando no cobran igual. Pero ambos tienen el mismo estatus de cara a la galería.
Yo para estas cosas siempre fui muy práctica.
La satisfacción de que llegue la hora de salir y mirar atrás en el día y ver el trabajo bien hecho para mi es recompensa más que sobrada. Me importa poco si en un futuro me van a subir la categoría o me van hacer una fiesta sorpresa para decírmelo. Yo ya lo sé.
Las mujeres por nuestra condición de mujeres, nacemos con un sexto sentido y hasta ahí todo va bien si lo empleas como es debido. El problema se presenta cuando lo haces para derribar a la compañera. Entonces se convierte en una enfermedad cuando tú solita no eres capaz de conseguir las metas por ti misma y necesitas hacer tropezar a alguien. 
Y en cuanto a los hombres por los siglos de los siglos siempre estuvieron primeros. Hasta ahora. 
La mujer de hoy en día toma elecciones sin precipitarse, basándose en su bienestar personal. Ya no se hipotecan con hijos y marido. Todo eso puede llegar entrando en la cuarentena y con una carrera más que consolidada. 
Pero todo se pone patas para arriba cuando tu compañero es un igual de tu a tu y ve en ti una amenaza.  Tú para el eres un peligro porque teme que le superes o que tus ideas lleguen más lejos que las de el.
¿Y que hacer ante ese problema? Pues en mi humilde opinión salir airosa con las virtudes de las que se nos ha dotado.
Unas veces se nos puede tratar de maquiavélicas y otras de ángele, pero en el fondo seguiremos estando en desventaja.
De sobra es sabido que la mujer y el hombre son diferentes, lo que ocurre que la mayoría de nosotros lo oculta y lo guarda con recelo.
Me pregunto como se las ha apañado el hombre en la sociedad para salir tan exitosamente. ¿Ha sido su musculatura y su 15% menos de grasa? o ¿Es que realmente está comprobado que los cerebros son diferentes? ¿Pero no peligran lo lazos familiares?
En Estados Unidos se hicieron estudios que demostraron que la mujer tenía un buen oído y el hombre un pensamiento más general y un vocabulario más atrevido. Ellas seguían prefiriendo lo práctico y las tareas individuales. 
Ellas detectan antes la información sensorial, las niñas empiezan hablar antes e incluso a leer. Resumiendo las mujeres son muy superiores en lo que a los sentidos se refiere.
Pero todas esas virtudes no sirven en el mundo real y si tenemos que luchar además con las religiones, entonces mejor quedarse en casa. 
Hasta en lo de ir impecable vestida a veces nos crea malos entendidos y quebraderos de cabeza. 
Mi amiga cuando subió de categoría pasó  a vestir traje de pantalón y corbata.
Los halagos más bonitos que recibió fueron "¿pero esta que ha creído?" o "los pantalones les quedan mejor a los hombres".
Cambió la imagen de sexo débil enfundada en su ajustada armadura por la de "valgo lo mismo que tu". Para muchos pareció perder el encanto de mujer, y empezaron a tratarla con dureza. Tal vez sus subconscientes le vieran ya como un hombre.Ya no se veían sus femeninas piernas.
¿O tal vez fuera que la virilidad había dado lugar al miedo?
Incluso la mujer está en desventaja hasta con sus propias compañeras, que cuando alguien despunta, en vez de apoyarla se pasan al bando del enemigo. Porque eso es realmente en lo que se convierte el hombre cuando deja de apoyar a una mujer en su escalada por el puesto que realmente vale, "en el enemigo".
Y en el caso de algunas mujeres, les gusta sentirse vulnerables y cuidadas, confundiendo la feminidad con la maldad. 
A pesar de los pesares, mi querida amiga logró su meta profesional, no sin ser antes estudiada su vida con lupa. No solo contó con la preparación académica y el alto nivel cultural que tenía. Se adornó con un amplio conocimiento en idiomas y aportó el hecho de que no tenía intención de casarse ni de tener hijos. Esto último fue lo que realmente le hizo entrar por la puerta grande en ese mundo de hombres. 
Muy a nuestro pesar sigue prevaleciendo el 31,7% menos de sueldo y el 15% menos si eres una directiva.
En cuanto al uniforme, hay mujeres que aunque se pongan una armadura siguen traspirando perfume por sus rendijas. Y los hombres les guste o no tendrán que aguantarnos con ello. 
A día de hoy sus compañeros, ya no tan compañeros, creo que la siguen odiando por haber llegado hasta su altura, al menos ha demostrado que si puede saltar el listón.
Mi amiga es una cuarentona que duerme con ambas piernas en ambos extremos de la cama para no caerse del sueño conseguido. Porque detrás de ella si va su vida, la cual baila el baile que ella quiere que baile.

El relato va por ti, tú que sabes quien eres.

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