jueves, 21 de julio de 2011

¿QUE TIENEN LOS 40 QUE NO TIENEN LOS VEINTE?



Como todo en la vida tiene su momento.
Nos hemos tirado todo el invierno sin aventuras, sin nada que contar, estancadas en las anécdotas pasadas y de pronto hemos abierto la ventana y estamos en verano y con la vida gira que te gira.
La semana pasada nos reunimos para tomar cafe, mis dos amigas y yo.
Ahora las charlas han pasado a tener un matiz diferente. Hemos decidido emprender por nuestra cuenta la aventura de independizarnos laboralmente y dos del grupo han empezado con ello.
¿Y porque ahora? Pues sencillamente porque tenemos 40 años y es el momento idóneo. Tenemos estabilidad emocional, hijos, marido, amistades afianzadas, lo tenemos casi todo. Digo casi todo poque nunca se llega a tener todo. La felicidad total no existe. Sencillamente cuando llegas a algo que deseas vuelves a tener el deseo de otra cosa.
Pero ahora es el momento de invertir uno ahorros y probar suerte sin morir en el intento de echar a volar totalmente.
Y sin más todo llega en el momento justo.
Cuantas veces me preguntaba si me daría tiempo hacer esto o aquello.
Ahora he llegado a los 41 y yo diría que hice casi todo. Me divertí, viajé, me equivoqué ( que también es importante), me casé, sigo equivocandome, y no dejo de aprender cada día que pasa.
Y así como si nada empezó la aventura de diseñar complementos para las mujeres. Si así es, hacer todo aquello casi perfecto para que las mujeres esten perfectas.
Ahora nuestras charlas y nuestras críticas van enfocadas hacia el plano laboral sin más. Ahora cuando veo a la vecina salir a tirar la basura con rulos en el pelo ya no pongo el grito en el cielo, sino que la miro y la remiro y busco la explicación a la visión que me deja sin parpadear.
Ya no me asusto cuando alguien baja a pasear al perro con chandal y zapatillas de estar por casa. No, esos días pasaron, ahora me la quedo mirando sin pestañear buscandole el lado comodo y deportivo que seguramente ella vio en el espejo al mirarse.
Realmente a lo mejor es que todos los espejos no reflejan lo mismo. Los espejos de mi casa tienen una luz intermitente que se activa simplemente con el hecho de que un mechon de pelo esté fuera de lugar. Siguen parpadeando cuando las ojeras se quieren abrir paso por delante del maquillaje, cuando las pestañas no están lo suficientemente rizadas.
¿Como es posible que las mujeres seamos tan diferentes unas de otras? Así fue como empezamos un estudio de mercado para empreder realmente lo que queriamos hacer.
Hacernos preguntas tontas nos dieron respuestas serias sobre lo que querían las mujeres de verdad.
Y como casi todo en la vida tiene su porque.
Yo empece a pintar abanicos de una manera divertida.
Yo soy una mujer a la que le gusta ir maquillada. Da igual la estación de año o el día de la semana. A mi siempre me gusto maquillarme. Y cuando voya a una fiesta o a una boda doblo el porcentaje de lo que habitualmente llevo.
Y el problema lo tenía en verano con el maquillaje y los dichosos brillos.
Cuando iba a uno de esos eventos no había manera de no sudar, o bueno para hablar en un idioma más humano y menos animal no dejaba de traspirar.
Tiraba de pañuelo de papel para secarme y salir airosa de las fiestas junto a mi maquillaje.
Era reacia a usar uno de esos complementos que veía con dibujos de señora mayor.
Y sinceramente el abanico es un artículo muy antiguo y que se le da uso tan solo en una pequeña parte del año. Tenemos un montón de meses para estudiarlo y sacarle partido. Y al igual que los bolsos y los zapatos han evolucionado, al abanico lo veía yo un poco estancado.
Un complemento tan antiguo y tan coqueto necesitaba renovarse.
No puede ser que vayas con unos tacones de plataforma y un vestido plisado y un abanico de floripondios que ni  a mi abuela le gustaba.
Yo creo que la mitad de las veces las mujeres no usaban el abanico precisamente porque se estaba quedando obsoleto, estaba empezando a ser un complemento de señora mayor.
Y así he pasado parte del invierno, pensando, creando, estudiando y abanicandome.
Y como siempre digo tenemos que estar en constante evolución.
Como todo está inventado, lo único que hay que hacer es salir a la calle y mirar. Y si te atreves, preguntar a la gente que es lo que quiere, que es lo que le gusta, y que no se pondría.
Nunca llegue a imaginar que llegados a esta edad tan importante y crucial una pudiera sentirse tan satisfecha con lo que ha hecho. Miro atras y a pesar de los muchos errores que podamos haber cometido, el camino escogido ha sido el acertado. Todos esos errores son capítulos de nuestra vida que nos han hecho aprender. Solo cuando te caes y te levantas es cuando realmente aprendes. Pero sobre todas las cosas hemos de levantarnos siempre.
Me he puesto a pensar unos segundos mientras hablabamos y enseñabamos nuestros proyectos y realmente estamos locas de remate.
Locas de remate por pintar una sandía en un abanico y venderse. Locas de remate por empezar vendiéndolos en un puesto de artesanía en la calle. Locas por emprender un camino que si es el acertado para triunfar seguramente tengamos que estar diez o quince años trabajando como locas para nosotras.
No tiene precio la satisfacción que da que te conozcan por la calle y te feliciten por tu trabajo, que vayan a una tienda y vean tus trabajos y pregunten por ellos.
Jamás se me pasó por la cabeza con veinte años que mis cuarenta serían tan fantásticos.
Así que después de leer este relato quiero que todas las mujeres que tengan un sueño intenten llevarlo acabo. Una vez leí unas líneas de Paulo Coelho que decía, "El mundo está en manos de aquellos que tienen el coraje de soñar y de correr el riesgo de vivir sus sueños".

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