Madre mía cuanto hace que no publico nada en el blog. Y no es por falta de anécdotas sino por simple y pura vaguería. Porque yo soy de las que pienso que siempre hay tiempo para todo, lo que ocurre que a veces no le damos prioridad a las cosas que debemos.
Así que como veís no pongo excusas, no he publicado nada porque no he gestionado bien mi tiempo.
Uy!!!!!! esa palabra, "gestionar" me ha quedado genial y además me gusta.
Bueno hoy ha sido un día de lo más revelador.
Está claro que nunca llegas a conocer a las personas en profundidad y las amigas son esas personas.
La tarde empezó por casualidad, una pequeña reunión en la playa y recordando peliculas de nuestros actores que ahora entrados en años vuelven a la gran pantalla luciendo de la manera más digna posible los musculos que en su día nos encandilaron.
Yo he sido una seguidora incondicional de Silvester Stallone, mi amiga soltera de Arnold Schwarzenegger y la otra de Mel Gibson.
Y hablando precisamente de la tercera parte de la película Los Mercenarios me vino a la mente así como si nada aquella peli no tan famosa que hizo con Sandra Bullock que se llamaba Demolition Man. Y de la testosterona, pasando por los musculos hicimos parada en la secuencia cuando iba a mantener relaciones con la protagonista y ella le planta un casco y aparecen imagenes de sexo una detrás de otra y le dice que "YA" que ya han terminado. Que en aquella época el contacto sexual se había erradicado por culpa del contagio de enfermedades y ahora lo que se llevaba era el virtual.
Aun recuerdo la cara de tonto que se le queda al personaje Jhon Spartan (que interpretaba mi Silvester) con ese cuerpo y lo varonil que es.
Y así como si nada mi amiga la que presume de su solteria como estandarte de vida me suelta que ella ahora mantiene sexo por washap.
Ahí estaba yo sentada sobre la toalla poniendo una de mis caras de sorpresa.
Sí, mantenia washapesexo.
Y sin más se quedo tan ancha. De hecho el susudicho le había mandado unas fotos comprometedoras de su bien dotado aparato genital.
Yo sacudía la cabeza para sacarme la imagen que estaba viendo en aquel momento en el móvil. La verdad que el muchacho estaba super bien dotado.
Pero......yo..... hasta empecé a tartamudear.
-¿Pero dónde estaba lo erótico de todo eso? Ni siquiera oyes su voz, solo son letras que forman palabras guarras.
Pero ay!!!! amigas la otra va y me dice que ella practica el sexo telefónico con bastante frecuencia y que en ocasiones ha mandado la foto de un pezón.
Ahí ya fue cuando dije que no podía seguir escuchando.
A parte de morirme de la risa por toda la clase de barbaridades que estaba oyendo me di cuenta que habiamos llegado a la época de la película. Cuando en su día la vi todo me parecía imposible y que seguramente no vería. Ahora me doy cuenta que hemos ido muy rápido.
Y bueno en cuando a las relaciones humanas, eróticas, sexuales o como las queramos llamar más que adelantarnos lo que hemos hecho ha sido atrasarnos.
No concibo que la foto por washap de una lengua sustituya a un beso calido y húmedo de tornillo. No entiendo como la foto de un pezón puede calmar una mano ardiente que te acaricie. Como tampoco puedo entender y mucho menos el que la foto de un pene por muy bien dotado que esté pueda sustituir a una noche de amor, desenfreno y unión entre dos personas. Aunque al día siguiente no quieran saber nada el uno del otro.
La verdad que reirnos nos reimos un rato.
Pero no nos olvidemos que
El primer sentido
que desarrolla el ser humano, aun antes que el oído, es el tacto. En él
se fundamenta nuestro sentido de relación con el mundo que nos rodea, ya
que nos proporciona una información más profunda, rica e intensa sobre
nuestro entorno.
Curiosamente, en
nuestra sociedad es el menos utilizado a pesar de ser la forma de
comunicación física más intensa de que disponemos.
El tacto funciona no
sólo a nivel meramente físico, sino también bioquímico, especialmente
feromonal y, de manera especial, a nivel energético.
La mera proximidad
física de una persona querida ya nos aporta una sensación de bienestar,
aunque esto no debemos atribuirlo sólo a la transmisión de las feromonas
que segregan los neurorreceptores superficiales y la propia piel.
Después de las revelaciones de aquella tarde, conclusión:
Reí como hacía tiempo que no lo hacía.
Descubrí lo bien dotados que pueden llegar a estar algunos hombres.
Y me sorprendí de lo atrás que había quedado en relaciones en cuanto a mis amigas.
Aun así, sigo prefiriendo el contacto humano aunque sea con un desconocido.